
Luis Eduardo Torres Cely (16 años)
Estudiante del Colegio YMCA Abraham Valdelomar
En la actualidad, nuestro país está sufriendo las consecuencias de una pandemia que trajo consigo una serie de dificultades para el desarrollo de la población, de la que los jóvenes somos parte. Esta nueva realidad invita a preguntarnos: ¿es posible el aprendizaje en tiempos de cuarentena?
Dar respuesta a esta interrogante, no es fácil pero sí es posible. Día a día, cambiar y reinventarse mejora los hábitos de estudio y de modos de vida. Confieso como joven, que la cuarentena ha contribuido a aumentar mi autonomía y salir de la zona de confort. Por otra parte, me ha ayudado a ser resiliente, a adaptarme y a sobrellevar este periodo de cambios vertiginosos; donde optimizar la forma en la que se emplea el tiempo, es clave.
Hoy, mis pensamientos han tomado nuevos rumbos y tomo conciencia de lo importante que son la salud, la convivencia y el medio ambiente. Aprendí que hemos sido egoístas con el planeta y ahora estamos pagando las consecuencias de nuestra indiferencia. No pienso que esto sea del todo malo, el planeta necesitaba un respiro urgente y ésta era quizás, la manera de entenderlo y tomar acción.
Ahora más que nunca, vivimos en un tiempo donde hay falta de claridad, falta de certeza y falta de control. Lo mejor que podemos hacer es seguir tratando de aprender a vivir y de acercarnos más a Dios, para que Él nos guíe en estos momentos difíciles. Ya habrá tiempo para estudiar. ¡Un futuro mejor está por venir!
Wendy Pérez Huamán (18 años)
Participante de Programa Club de Emprendedores (Lima Cercado)
Con todo lo que está pasando en el Perú y en cada rincón del mundo, algunas personas se están deprimiendo y otras están adaptándose al nuevo sistema. Muchos están luchando y algunos ya padecieron COVID-19. Y estamos nosotros, los jóvenes, que seguimos combatiendo y no queremos ver solo lo negativo de la pandemia, sino esforzarnos para ver dónde hay aprendizaje y aspectos positivos.
YMCA nos enseñó a ver la cara buena de la moneda, a sostener una perspectiva positiva. Ver así la situación, nos ayuda a mejorar nuestra manera de actuar con nosotros mismos, así como de nosotros hacia nuestra familia y amigos. Hoy más que nunca es primordial ser resilientes, ser pacientes, adaptarnos a las nuevas maneras de relacionarnos, ser solidarios con los que no tienen y ser responsables. Sobre todo, no dar espacio al pánico ni a la desesperación pues no nos llevan a ningún puerto.
Este tiempo revela una oportunidad para descubrirnos y (re)descubrir a nuestra familia, el tesoro oculto que yace en ella y que a veces requiere de una retro-exacavadora. Hay emociones y actitudes que despiertan cuando uno tiene confianza y en muchas familias como la mía, esa confianza se perdió en algún momento, debido a circunstancias. Hoy puede ser el momento para volver a evaluar: yo estoy aprendiendo a descubrir a mi familia, a cada uno de sus miembros. Es un reto hacerlo.
Por eso pienso que, aunque el COVID-19 es un suceso trágico para todos, también es una oportunidad para estar cerca de quienes amamos y darnos cuenta lo importante que es estrechar una mano o dar un abrazo. Es una oportunidad para agradecer y reconocer el valor de lo cotidiano, la sencillez de la vida, el viajar en un micro a tope, ir al mercado, salir al cine… Todo esto añoro en estos tiempos difíciles, pero es reemplazado con nuevos aprendizajes.