
Escuchemos en las voces de las juventudes diversas que participan de significativos espacios en YMCA; lo que piensan acerca de la solidaridad y, sobre todo, cómo la viven.
Andrea Tamayo Samaniego, 15 años
Antes de que el mundo diera un giro de 180 grados, se tomaba muy a la ligera el impacto de los valores humanos en nuestro día a día, priorizando el bienestar propio y dejando de lado al prójimo, al otro.
Esta nueva coyuntura nos ha hecho recordar que la verdadera esencia de la vida es la solidaridad y la búsqueda del bien común, pues este enemigo pandémico, silencioso e invisible no parará si no velamos por la salud de todas las personas.
Gracias a los cambios por los que hemos pasado, los jóvenes vemos a la solidaridad como el valor que nos ayuda a vencer cualquier conflicto social y que nos permite ver la vida con ojos llenos de empatía, optimismo y esperanza. Cada granito de arena cuenta para poner en práctica este valor. Es tan sencillo como cumplir con los protocolos de bioseguridad, brindar servicio voluntario y donar recursos que ayuden a los más vulnerables. El impacto de esto último es tan grande que el Perú está posicionado en el top 5 de los países con mayor voluntariado joven en América Latina.
Para finalizar, Dios llama a los jóvenes a ser agentes de cambio dispuestos a servir a los demás. Éste es el momento perfecto para serlo. La solidaridad es la clave ante cualquier adversidad.
Sebastián Montesinos Monterola, 17años
En la juventud, el sentido de pertenencia es crucial; es decir, la necesidad de pertenecer a un grupo y participar activamente en él. Esto conduce al desarrollo de capacidades, virtudes y valores. Uno de los valores más importantes es la solidaridad, porque somos mejores seres humanos al ser capaces de vivir una vida trascendente.
Además de la reciprocidad y el apoyo mutuo, la solidaridad tiene un aporte emocional, puesto que proporciona confianza de manera incondicional, seguridad frente a contextos de incertidumbre, consuelo en momentos críticos, y acompañamiento fiel.
En mi experiencia personal, desarrollé en diferentes circunstancias la solidaridad. Por ejemplo, em mi servicio voluntario con púberes en el proyecto YMCA 2R (Resiliencia para recomenzar), noté que la solidaridad no es solo ayudar cuando se necesita, sino estar en todo momento acompañando a fin de fomentar confianza y seguridad. También en el ámbito académico lo observé, al ayudar a mis compañeros con problemas y temas de cierta dificultad. Gracias a estas experiencias, he formado lazos muy fuertes de amistad, y sentirme aceptado y amado me depara gran satisfacción.
En síntesis, desde una perspectiva joven, la solidaridad implica aceptación incondicional, apoyo para afrontar desafíos y abrirse al mundo con seguridad. Es un valor muy importante en la vida joven, llena de éxitos y fracasos, y a la vez, un camino muy satisfactorio e inolvidable.
Melany Lino Cruz, 18 años
Los jóvenes podemos cambiar al mundo si cada uno aporta su granito de arena. La solidaridad es un valor fundamental que nace en nuestros hogares. Mi mamá, con algunos grados de primaria y sus dificultades económicas, me enseñó a compartir y ser desprendida de las cosas, porque cuando alguien necesita más que yo, si sirvo y ayudo con amor, es valioso.
En este tiempo difícil que nos ha tocado vivir, hemos visto y pasado situaciones penosas. Los jóvenes no somos ajenos y estamos en la capacidad de brindar nuestro tiempo para escuchar, servir y realizar acciones de solidaridad.
En YMCA nos inculcan valores. A mis 18 años, yo sigo aprendiendo, pero sé que puedo entregar mi servicio; sobre todo para orientar a más jóvenes de mi edad, compartiéndoles que la solidaridad nos hace más fuertes. Cuando hablamos a otras personas, dándoles consuelo y ánimo, estamos haciéndoles saber que no están solas y que hay personas con grandes corazones dispuestas a apoyar.
Para terminar, “hay que unirse, no para estar juntos, sino para juntos lograr algo”. Esta frase debe animar a los jóvenes, quienes hemos estado unidos ante esta crisis. Tenemos garra, somos luchadores y somos empáticos. Nos levantaremos como país y trabajaremos para que nunca más ningún peruano se quede atrás. Jóvenes: hagamos la diferencia y comprometámonos a construir una sociedad más solidaria.