
Un año que iguala a 525.600 minutos o 31 millones de segundos. Es el tiempo que cada uno de los voluntarios alemanes ha pasado en el Perú. Y cada uno de estos segundos ha sido parte de una experiencia inolvidable. Momentos como los campamentos de verano, las noches de la comunidad cristiana Hopefull, el apoyo a los programas sociales, el tiempo compartido con sus familias anfitrionas tanto en Lima, como en Independencia y provincia; la aventura del grupo misión en
Recuay, las oportunidades de vacaciones para conocer distintos parajes del Perú o simplemente el sinnúmero de encuentros con cada “guayano” en el día a día de YMCA Perú.
Cada uno de los once voluntarios podría contar historia tras historia de cómo este año ha ayudado a crecer y a madurar más, tanto a nivel personal como espiritual. Estos jóvenes también nos han dejado muchas enseñanzas, ya que sus mensajes y oraciones nos han devuelto a nuestras raíces como movimiento YMCA: tener a cristo como base de toda la vida y hacer un esfuerzo importante para extender el reino de Dios entre los jóvenes del Perú.
No nos queda más que el agradecimiento a cada uno de los jóvenes que han dejado su país y sus familias para compartir un año de su vida con nosotros. Ojalá vuelvan pronto. Los esperamos siempre. ¡Que Dios los bendiga!